28/2/16

LA MARCA

Sin darnos ni cuenta las marcas han ido ayudando a esos artistas que tanto se quejan de la precariedad que les ha costado vivir, y les ha mostrado que el arte no tiene techo, aunque eso sí, lo han hecho poniéndoles los pies en el suelo. No se puede ser egoísta, si la marca te sponsoriza para que obres pensando en ellos, lo menos que puedes aceptar es quedar marcado.

La marca del pastor por supuesto quedara impresa también en los consejeros, porque no nos equivoquemos, las marcas no buscan jurados a los que coaccionar, sino empleados que agachen la cabeza ante el directivo filántropo y obedientes respondan: "quizás también nos gusta esto otro"

Suele quedar un mal sabor de boca, pero los consejeros se lo quitarán en algún encuentro posterior haciendo enjuagues con vodka y confesando: "hermano, casi te llevas la primogenitura pero padre pensó que no estuvo bien eso que hiciste, te tendrás que conformar con el plato de lentejas." Los consejeros siempre creerán en la verdad aunque el contrato les obligue de parte.

Tiene arrestos que yo haya vuelto a aquí casi cuatro años después para escribir sobre un tema de fondo tan próximo a la superficie y por tanto tan alejado de mis bagatelas.

Simón Valyermo

23/4/12

MODULO ARTISTA SISTEMA DE MENSURA

Hace tiempo leí que en la catedral de Chartres, parece ser que de forma recurrente, podía encontrarse una misma medida modular de la cual todo era múltiplo o fracción, de forma que había servido como patrón para elevar la construcción en su conjunto siguiendo un patrón supuestamente coincidente con el del templo de Salomón, concretamente una medida de 738 milímetros. Personalmente me decanto por que se trata de la longitud que va desde el hombro hasta los dedos del brazo extendido de algún maestro cantero, que no es lo mismo que una braza, ya que esta es la que va de pulgar a pulgar cuando los brazos están completamente extendidos y es una distancia muy popular en la marina que ha venido a normalizarse como 1,6718 metros, es decir, dos varas de medir, que no son sino aquella longitud que se usaba en distintas regiones de España y que tenían valores que podía oscilar entre los 768 y los 912 milímetros, también había una media vara, que era la que usaban los alguaciles y llamaban así por ser algo más corta que la usual pero no precisamente la mitad de esta, y esa vara que también usaban los cuadrilleros es la que me dispongo a usar ahora.

Utilizado con mayor o menor acierto, un símil entre lo desmesurado con algún elemento más inmediato, busca transmitir una idea sobre esas cosas abstractas que si intentamos abarcar con convencionalismos (con un sistema convencional de medida regladas, independientemente de que este pertenezca o no al “universal de unidades”), no logra imprimir una idea que relacione de forma no objetiva pero abarcable, la envergadura del asunto en cuestión; es decir: si es grande, muy grande, pequeño o muy pequeño. Entonces si un lugar en el que sabemos caben varios miles de personas aunque no estemos familiarizados con él, se nos utiliza como base de una potencia, nuestro imaginario enseguida recibe no sólo la impresión de que estamos hablando de un espacio muy grande sino que además realiza una construcción mental, y con ello el símil se muestra efectivo. Cualquier otra cosa en torno a este mecanismo doméstico es ‘hacer una montaña de un grano de arena’.

No deja de emocionarme la capacidad de sorpresa con la que los oficiantes escogidos para deslumbrarnos, son capaces de encontrar un motivo de reflexión en lo más cotidiano, un motivo de “investigación y trabajo” marcando con ello una distancia insalvable para con el resto de mortales, despliegan todo su ingenio y se tornan medida de todas las cosas. Demuestran una vez más que en lo que ellos centran su empeño es por ese simple hecho, digno de ser considerado con la mayor de las atenciones y como base de una función exponencial, hasta elevarse a interés universal por muy vacua que resulte la cosa cuando se mira desde un plano más amplio, pero es que el resto de los mortales ‘nos ahogamos en un vaso de agua’.

Me pregunto yo en este abismo inconmensurable de la gran cultura en que parece que el sistema métrico se nos queda corto ¿cuál es la diezmillonésima parte del cuadrante del meridiano terrestre? O para ser más preciso ¿qué longitud recorre la luz en el vacío durante una 1/299.792.458 fracción de segundo? Quizás algún artista encuentre un buen símil para que me ayude a entenderlo, ya que sistema métrico sólo hay uno, y divulgadores hay muchos. ¿qué consecuencias tendría si dejamos de medir estas cosas y empezáramos a pesarlas? Seguramente volveríamos a la edad del bronce o incluso a la de piedra.

Simón Valyermo

29/12/10

LOS PRIMEROS INSTANTES O LÍBREME DEL DÍA DE LAS ALABANZAS.
(con cuatro meses de demora)

Se acepta que no debe hablarse mal de quien ya no puede alegar en su propio favor, la idea procede de cierto acuerdo tácito entre los vivos por el que se pretende preservar la propia memoria, debido a que en el fondo confiamos en alguna propiedad redentora de la posteridad.

Asumida esta vocación postrera de reconocimiento que debería subsanar toda nuestra falta de ego satisfecho, un hombre póstumo articuló este binomio de ideas como una tesis en la mitad de su vida, cuando aun le quedaba lo más revelador por decir y lejos, muy lejos de ser una invocación en "los últimos días". Este hombre hizo de su posteridad un destino, consciente de su anacronismo allá cuando ninguno había ido tan lejos.

Hoy en día, recibir una carta de suicidio intelectual alegando haber llegado demasiado pronto para ser comprendido, cuando no se ha mostrado preocupación alguna por cuestiones de orden y estilo, mas allá de querer estar muy presente, incluso parecer necesario para el presente como caso de estudio, ha podido con mi pretensión de neutralidad hacia los casos concretos.

Silencio plañideras, daros por pagadas y dejar de tenernos informados.

22/9/09

CONVERSIÓN AL Y CONVERSACIONES DE: ARTE

El artista para su actualidad debe necesariamente ser autocomplaciente, pues otras actitudes le situarán en un por venir con el cual nunca será invitado a la fiesta de esta noche. Así es que para una conversión al arte uno debe saber conversar a propósito de cosas inmediatas, entrevistas y exposiciones, tanto próximas como recientes, algunos premios, y otros meritos ‘curriculables’… pero estaría bueno a estas alturas, habiendo dejado ya atrás los tediosos estudios, volver a andar a la deriva con cuestionamientos académicos que no afectan a la plusvalía.

No obstante, debe tenerse mucho cuidado con ellos porque cuando quieren pueden ser profundos, y siempre quieren cuando se trata de que sus “obras” tengan sentido. Entonces son como el rapsoda por el cual hablan los dioses y que bajo sus influjos repite bellísimos versos que no entiende [*]. Cómo hacerles comprender que una frase poderosa también debe poseer amplio sentido para no ser un epitafio. Si alguna vez hubo pensadores ocupados por lo sublime, quizás inventaron un juego truculento para que mercaderes sofisticados pudieran adorarles usando mecánicamente sus “palabras escogidas”, como un ropaje trascendente que aparenta dobles intenciones sobre lo que sólo es lencería sugerente.

Aunque a todo esto puede responderse que para qué perder el tiempo leyendo, pensando y discutiendo, cuando podemos simplemente “citarnos” con los sabios y dejar que ellos paguen la cuenta. [**]


[**] NOTA: Así es como se cita:
[*] Platón, ION 535a –
“Ion. – Sí, ¡por Zeus! Claro que sí: me has llegado al alma, no sé de qué manera, con tus palabras, oh Sócrates, y me parece que los buenos poetas por una especie de predisposición divina expresan todo aquello que los dioses les comunican. / Sócrates. – ¿No sois vosotros los rapsodas, a su vez, los que interpretáis las obras de los poetas? / Ion. – También es verdad. / Soc. – ¿Os habéis convertido, pues, en intérpretes de intérpretes? / (…) ”



Simón Valyermo

10/9/09

OREJERAS

“… y adelante” le dice al arriero.

S. V.


5/6/09

IMPOSTURAS CULTURALES Y LA CULTURA IMPOSTORA

Existe un malentendido acerca de la cultura por el cual se acusa a algunas personas de ser incultas, es decir, de carecer de ella. Pero sucede en estos casos que quien emite el juicio contempla al contrario vertiginosamente desde la plataforma en que se ha establecido y así comparando según su unidad de valor, termina por reducir la otra hasta hacerla imperceptible en su tabla de medir.

Cultura es el conjunto de comportamientos con el que se prejuzga la realidad para compartir un mundo; por tanto la familia sentada ante su imagen precocinada implica un acto cultural que en consideración a la cantidad de practicantes merece en todos los sentidos carácter de comunión tribal. De hecho, su implantación y la seguridad que les proporciona, así les pese a otras comprensiones minoritarias, invita a tomar esta conducta por acertada y a las demás por imposturas.

Simón Valyermo

27/2/09

IRRECUPERABLES
(texto escrito para la convocatoria 'Arte Emergente Urgente' de "espaciomenosuno")

A todos deleitan las cosas nuevas, con ese olor tan característico que les añaden antes de envasarlas, y que desde el momento mismo de retirar el envoltorio empieza a desaparecer abandonándolas al parecer del tiempo.

Gracias a la degradación ambiental podemos devaluar nuestras pertenencias antes incluso de que envejezcan. Por otra parte, compensamos esta falta de apego mediante los procesos de reciclado, capaces de recomponer nuestros desechos para vendérnoslos de ‘nuevo’ sin necesidad de reutilizar indefinidamente aquello por lo que perdimos el gusto.

Imaginemos por un momento tener que buscar otras funciones a cosas que ya no queremos. Imaginemos incluso caer en la tentación de convertirlas en arte, porque ¿qué puede suceder peor a un objeto que convertirse en idea?

Simón Valyermo

31/12/07

VECTORES
El diseño vectorial me retrotrae a pesadillas infantiles.
Discúlpeseme que no sea más explícito.

S. V.

9/9/07

TROMPO MAJESTOSO

Detrás de la celebérrima máxima: “el arte ha muerto” no hay más que una pirueta magnífica. Un atractivo movimiento de danza en el que en una vertical los ejecutantes dan vueltas para terminar en la postura inicial. Algo tan espectacular como inútil.

Un giro copernicano tiene que recorrer los 360º ya que debe seguir situándonos en la misma voluntad que lo suscita, pero al mismo tiempo tiene que añadir un desplazamiento sobre la vertical para que una vez concluida la cabriola nos encontremos en un nuevo plano de posibilidades.

La idea de que “el arte ha muerto” es la forma de salvar una crisis en la constante recreación del mundo desde la premisa de que esta debe mantenerse en un proceso de superación indefinido, aunque esto lleve a una cronificación mórbida de dicho conflicto. De ahí se desprenden las dos formas en que el arte es hoy cosa de nuestro tiempo: En primer lugar como una crítica despiadada incapaz de ofrecer alternativas, es decir, como el diagnóstico de una tumoración creciente que sólo nos queda ver avanzar hasta destruirnos mientras tratamos de paliar nuestro dolor; y en segundo lugar y sentido contrario, como ornamento, porque ya que no hay solución siempre cabe recrearse en lo bello que es estar vivo.

Simón Valyermo

4/3/07

...Y SERÁ ETERNO

"Sobre cómo lo sagrado se tornó precioso o digno de estima".

Independientemente de actuales consideraciones de estilo, la pretendida obra de arte es hoy y ha sido siempre un proyecto de eternidad.

De lo dicho: eternidad no en el sentido de producir un objeto perdurable (algo que por exceso en el pasado y algunas veces por defecto hoy, ha sido uno de sus condicionantes), sino como la pretensión de lograr un espacio sin tiempo, un remanso en el camino a la nada, porque el tiempo es como para todo lo que es pensamiento, su reto.

Hoy muchos artistas se reconocen en el papel de productores de símbolos. Esto es ridículo para empezar porque conciben su ocupación como si fueran hormigas, y en segundo lugar porque además toman su materia prima por el resultado de su labor ya que los símbolos son la realidad sensible al nivel en que se nos impone a la percepción desde lo más profundo de nuestra colectividad. Los símbolos no se crean ni se destruyen, sino que se nos dan en un previo a nuestra relación con los otros desde nuestro mundo, los símbolos no son unidades, sino un entramado de analogías indescifrables.

Algo distinto sucede cuando se origina una representación, cuando se conjugan una serie de símbolos para producir un elemento complejo que da entidad a una unidad independiente, cuando se dota de una identidad propia a algo singular, un objeto, un sujeto o un icono que representa por semejanza aquello otro. Con lo compuesto comienza la amenaza de su disgregación; un deseo de conservación se apodera de nosotros y queremos salvar el mundo a toda costa, interrumpir todo proceso para regocijarnos en la perfección del instante. Nos dibujamos formas ideales, sagradas.

Este es el proceso que nos sirve lo que desde hace unas pocas centurias llamamos arte (antes no tenía nombre pero era sin duda mucho más importante), y es que lo que hoy llamamos artista, su hacedor, no tiene su origen en la figura de los artesanos, ni siquiera de entre los más notables menestrales, sino de los sacerdotes que durante milenios les dijeron a estos cuales debían ser sus cometidos, tutores de los que supuestamente fueron prescindiendo a medida que los acontecimientos les concedían capacidad para decidir el motivo de su faena. Primero como cofrades medievales que insertaban mensajes secretos, y a medida que se forjaba el individuo cada vez más según sus propios infiernos personales. Así hasta que en el siglo XIX con plena autonomía se convirtió en práctica de las clases cultas y adineradas a las que seguía desagradando mancharse al laborar, algo que no pareció importar durante buena parte del XX pero que ahora vuelve a estilarse con la materialización de “la idea” por manos de obreros cualificados, de nuevo el hechicero se convierte en sacerdote.

Si antes la nobleza ponía a sus primogénitos al cargo de las tierra y el resto debía decidirse entre la guerra o el sacerdocio, ahora es perfectamente aceptable e incluso recomendable para las clases acomodadas, que cuando las empresas están a buen recaudo alguno de los hijos se dedique a las bellas artes.

Simón Valyermo

EL PENSAMIENTO DESMEDIDO

Desde hace tiempo hay una pretensión cientifizante por parte de algunos sectores del arte y el pensamiento en general, debido al prejuicio de que tener ese estatus les otorga un rigor y autoridad del que sino carecen.

Pero para ser rigurosos con este asunto, debemos saber que ello no consiste en realidad más que en una matematización radical de los procesos de los cuales se ocupe su especulación, sean cuales sean estos, y digo para ser rigurosos porque fotografiarse lanzando gatos por los aires, pintar una cadena gigante de ADN en un muro o generar bonitas formas fractales a partir de una ecuación traducida gráficamente, no tiene nada que ver con la labor científica, pues sólo son ilustraciones de los ejemplos divulgativos con los que los pensadores tratan de comunicarse con la humanidad ya que esta no va a vivir donde ellos.

Matematizar es el nombre que recibe el proceso por el que cada cosa es igualada a sí misma y hecho esto es igualada a otra de forma que varias singularidades son comprendidas como idénticas y se las hace pertenecientes a un mismo taxón. Matematizar es la forma mecánica de sostener la realidad en sí misma para que encuentre su justificación en su descripción; por tanto, matematizar es la razón por la que al relacionarnos con la realidad esta se nos presenta como mundo. El caso concreto de las ciencias lleva este acto matematizante al extremo de llegar a prescindir de referentes inmediatos, para con un nivel máximo de abstracción valerse sólo de signos que no se refieren a una unidad de especie determinada, y con ello lograr no tener que regirse por el imperio de su particular comportamiento en un mundo ejemplarizante, algo sin duda de gran utilidad ya que sirve para que cumplan con aquello que esperamos de ellas, esto es, resolver nuestros problemas.

Porque esto son las ciencias, y porque son indiscutibles desde su practicidad, es indudable que no puede el arte ni ninguna otra forma de pensamiento desmedido acomodarse al grado de ciencia, ya que sí es la tarea de estas dar soluciones concretas, la de los otros es muy al contrario la de mantener formulada la pregunta por el sentido. Una labor mucho más abismal ya que es irresoluble.

Simón Valyermo

 

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