MODULO ARTISTA SISTEMA DE MENSURA
Hace tiempo leí que en la catedral de Chartres, parece ser que de forma recurrente, podía encontrarse una misma medida modular de la cual todo era múltiplo o fracción, de forma que había servido como patrón para elevar la construcción en su conjunto siguiendo un patrón supuestamente coincidente con el del templo de Salomón, concretamente una medida de 738 milímetros. Personalmente me decanto por que se trata de la longitud que va desde el hombro hasta los dedos del brazo extendido de algún maestro cantero, que no es lo mismo que una braza, ya que esta es la que va de pulgar a pulgar cuando los brazos están completamente extendidos y es una distancia muy popular en la marina que ha venido a normalizarse como 1,6718 metros, es decir, dos varas de medir, que no son sino aquella longitud que se usaba en distintas regiones de España y que tenían valores que podía oscilar entre los 768 y los 912 milímetros, también había una media vara, que era la que usaban los alguaciles y llamaban así por ser algo más corta que la usual pero no precisamente la mitad de esta, y esa vara que también usaban los cuadrilleros es la que me dispongo a usar ahora.
Utilizado con mayor o menor acierto, un símil entre lo desmesurado con algún elemento más inmediato, busca transmitir una idea sobre esas cosas abstractas que si intentamos abarcar con convencionalismos (con un sistema convencional de medida regladas, independientemente de que este pertenezca o no al “universal de unidades”), no logra imprimir una idea que relacione de forma no objetiva pero abarcable, la envergadura del asunto en cuestión; es decir: si es grande, muy grande, pequeño o muy pequeño. Entonces si un lugar en el que sabemos caben varios miles de personas aunque no estemos familiarizados con él, se nos utiliza como base de una potencia, nuestro imaginario enseguida recibe no sólo la impresión de que estamos hablando de un espacio muy grande sino que además realiza una construcción mental, y con ello el símil se muestra efectivo. Cualquier otra cosa en torno a este mecanismo doméstico es ‘hacer una montaña de un grano de arena’.
No deja de emocionarme la capacidad de sorpresa con la que los oficiantes escogidos para deslumbrarnos, son capaces de encontrar un motivo de reflexión en lo más cotidiano, un motivo de “investigación y trabajo” marcando con ello una distancia insalvable para con el resto de mortales, despliegan todo su ingenio y se tornan medida de todas las cosas. Demuestran una vez más que en lo que ellos centran su empeño es por ese simple hecho, digno de ser considerado con la mayor de las atenciones y como base de una función exponencial, hasta elevarse a interés universal por muy vacua que resulte la cosa cuando se mira desde un plano más amplio, pero es que el resto de los mortales ‘nos ahogamos en un vaso de agua’.
Me pregunto yo en este abismo inconmensurable de la gran cultura en que parece que el sistema métrico se nos queda corto ¿cuál es la diezmillonésima parte del cuadrante del meridiano terrestre? O para ser más preciso ¿qué longitud recorre la luz en el vacío durante una 1/299.792.458 fracción de segundo? Quizás algún artista encuentre un buen símil para que me ayude a entenderlo, ya que sistema métrico sólo hay uno, y divulgadores hay muchos. ¿qué consecuencias tendría si dejamos de medir estas cosas y empezáramos a pesarlas? Seguramente volveríamos a la edad del bronce o incluso a la de piedra.
Simón Valyermo